En 1989 tras un artículo llamado "El fin de la historia", Fukuyama escribe el libro: "El fin de la historia y el último hombre", en él plantea que con la caída del comunismo se marca el final de la batalla ideológica antagónica y que con el triunfo de las democracias liberales se da inicio a una visión mundial hegemónica, apoyada en el sistema capitalista.
De manera que Fukuyama representa el fin de la historia como el proceso de las ideologías falseadas –al estilo de Popper-, en la que la ideología capitalista resulta vencedora y por ende, hegemónica. En este mismo orden de ideas, expone también cómo el último hombre será entonces, el prototipo ideologizado bajo la lógica de esos principios que se encargará de reproducir el sistema.
Sobre la base de cuatro supuestos que apuntan a haber encontrado una univoca dirección para la historia de la humanidad, se basará la crítica: el fin de la historia, el fin de las ideologías, las democracias liberales y el último hombre.
¿Será que Fukuyama con el fin de la historia, no cae en la misma paradoja que el determinismo económico marxista plantea? Si ha sido tan cuestionado el determinismo económico marxista de alcanzar una sociedad sin clases sociales, ¿es posible mantener un determinismo político en el plano ideológico?
Argumentar el fin de la historia no solo sería reducirla al plano político, sino que a su vez negaría su proceso dinámico, validado en el análisis histórico del método dialéctico.
Por otra parte, si el fin de la historia representara el fin de las ideologías, será cuestionable también, pues en principio ideología refiere a un conjunto de valores en los que se creen y por ello de alguna manera se practican. Por lo anterior, se considera ineludible la vinculación entre ideología y cultura, en cuanto la práctica ideológica es determinada por un marco cultural y una forma de ver el mundo.
Como evidencia de grandes cosmovisiones, tenemos los vestigios de grandes civilizaciones antiguas, que con todo ello sucumbieron en su tiempo. Ciertamente, como lo plantea Hungtington –maestro de Fukuyama-, actualmente existen civilizaciones irreconciliables, justamente porque no hay, ni ha habido en la historia, una visión univoca de percibir la realidad en el mundo.
¿Por qué entonces –en la línea de Hungtinton- se expande la ola democratizadora en el mundo? Bien sabemos que como lo fue en América Latina, la democracia llegó no por elección racional, sino tras la prescripción del Banco Mundial como antídoto anticomunista y receta de paz. Es así como, hoy por hoy es “recomendada” hasta por la ONU, como medio de pacificación ante grupos terroristas, en países de oriente.
Por último, el apelar a un último hombre ideológico como prototipo mundial, es bastante ambicioso, pues eso implicaría el alineamiento extremo de la humanidad y la homogenización de principios filosóficos. Mientras que los liberales consideran que el bien común es la suma de la realización del bien individual, los socialistas lo entienden como bien común la igualdad de condiciones para todo un pueblo. ¿serán estos fundamentos reconciliables?
Siendo que la mente humana y el mundo de las ideas es finalmente el único sitio en el que el hombre puede ser verdaderamente libre, no sería eso restringir la última libertad que nos queda?
Para concluir, se coincide con Fukuyama en la concepción descriptiva de un momento trascendental en la historia en el que el mundo queda a merced de un único referente ideológico con alcance hegemónico y globalizante, más no como supone la de única manera de ver el mundo.
Así también se entra en acuerdo en que las relaciones históricas no han trascendido del paradigma gana-pierde, pero se vislumbra que con el fin de la guerra fría y la experiencia histórica del ser humano, se inicia una nueva etapa en el raciocinio –más allá de la diplomacia- que podría abrir un nuevo paradigma el del consenso. Esto solo si se reconoce que las sociedades son dinámicas y que el conflicto es ineludible.
El mismo Fukuyama entró en contradicción con su supuesto del último hombre, puesto que en entrevista afirma que lo más difícil de “minar” es la cultura, pues pese a la galopante globalización las culturas milenarias son difíciles de absorberse.
Es por eso que este blog se nombró “Fukuyama el último hombre” porque el es el prototipo del hombre ideológico que él mismo ideo, bajo su libre pensamiento. Si bien es cierto, se considera que su teoría más que un planteamiento analítico trascendental, fue simplemente descriptivo y relevante tras una coyuntura inevitable; sin embargo, la trascendencia se la diera la instrumentalización que hiciesen de ella para evocar la grandeza de un pasajero imperio.
En opinión personal, se considera que el modelo democrático fue quedando por defecto y no por elección. No obstante, en la era de las masas es probable que sea el modelo apropiado, pero el mismo es tan versátil que no precisamente se opte por ser liberal, confío en que cada pueblo logrará moldearlo de acuerdo a sus necesidades, al apropiarse cada vez más de su ciudadanía y participación dentro del sistema.
viernes, 5 de septiembre de 2008
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